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EDIFICIOS REPRESENTATIVOS

HISTORIA del
 HOSPITALILLO DE SAN JOSÉ

(Artículo escrito por Susana Zorraquino 06/10/2011 en periódico Getafe Capital.com)




Vigas podridas, goteras, cristales rotos, puertas destrozadas, gatos muertos. La fotografía que acompaña estas líneas corresponde al emblemático Hospitalillo de San José antes de la restauración que le devolvió la vida y le dejó la imagen que hoy tiene. Corrían los años 80, estando Jesús Prieto como alcalde, cuando se encargó al arquitecto José María Pérez Peridis (conocido por sus viñetas en El País) la remodelación de este histórico edificio. Había un expediente de ruina en la mano y el Patronato estaba pensando en su demolición, pero finalmente las máquinas no entraron para destruirlo y a través de las escuelas taller que se crearon en Getafe (unas de las primeras en España) se limpió, se recuperó, se arregló y se conservó. La rehabilitación total se consiguió en 1989, ya con Pedro Castro como regidor de la ciudad. Como recuerda Peridis, el edificio se encontraba “en un estado absolutamente lamentable. Se estaba cayendo”.
Actualmente el Hospitalillo, como se le conoce sin más para abreviar, acoge la sede de Servicios Sociales del Ayuntamiento y su claustro y su patio trasero también sirven de escenario para otras iniciativas, sobre todo culturales, que se desarrollan en el municipio, como el festival Cultura Inquieta de julio, el Black Jazz que se celebra este mes de octubre o presentaciones de distintos eventos. Pero antes fue un hospital.
Su historia se remonta a principios del siglo XVI. Alonso de Mendoza, mayordomo del arzobispo Carrillo Albornoz, cayó enfermó en 1507 durante una epidemia de peste. Según recoge la propia web del Ayuntamiento, en su apartado Nuestra ciudad, ese mismo año el mayordomo redactó un testamento y en él dispuso sus bienes para que se emplearan “en construir un hospital para pobres en Getafe”. Para tal fin, se aprovechó una casa de Alonso de Mendoza y otras posesiones. El documento fundacional de este hospital se escribió en 1929 aunque, como indica el historiador Martín Sánchez en su libro Getafe, historia de una ciudad, “probablemente en esta fecha el hospital ya estaba en funcionamiento”. Su primer nombre fue Nuestra Señora Santa María de la Concepción y la denominación de Hospital de San José vino después. En él se desarrollaban funciones “de asistencia sanitaria y curación física y espiritual” según la propia época, como reza la web municipal, y de hecho todas las dependencias de los enfermos estaban comunicadas con la capilla. Este hospital en medio del pueblo funcionó como tal hasta 1836, cuando cayó en la ruina por la desamortización de Mendizábal y fue abandonado. Quizá pocos recuerden que después de centro hospitalario y casi sesenta años después de ser abandonado, en 1895, el edificio sirvió como cuartel a la Guardia Civil. Su vida posterior es ya la que hoy se conoce tras la restauración.
Los getafenses tienen al Hospitalillo de San José como un punto de interés de su ciudad; aquellos que quieren enseñar su pueblo a una visita no dudan en pasar por allí. Los que pasean, sin conocer el interior, por la calle Hospital de San José donde se ubica este edificio de dos plantas pocos averiguan que detrás de una fachada de tintes religiosos mutilada por el bloque colindante se esconde un espacio íntimo y agradable. En la fachada también destaca la imagen del santo que le da nombre, San José, escultura realizada después de 1936 puesto que la primitiva fue destruida durante la Guerra Civil. El claustro cuenta con columnas de piedra colocadas de forma anárquica (sin guardar simetría en un lado y en otro ni en número ni en distancia) y balconada de madera en la segunda planta. El patio situado en la parte posterior es otro reclamo para el visitante, por su vegetación, sus bancos o su fuente, y otra estancia que alberga el monumento es la capilla, con retablo de estilo churrigueresco dedicado a San José.



BIBLIOTECA MUNICIPAL
"RICARDO DE LA VEGA",
ANTIGUA CÁRCEL

La Real Cárcel posteriormente llamada Cárcel del Partido Judicial se construyó hacia 1617 para cumplir funciones de penitenciaría en la planta baja y de granero o alfolí en la superior"
Se desconoce el nombre del arquitecto que la diseñó. Las obras fueron lentas ya que hasta 1717, las obras no finalizaron. Incluso en algunas reseñas se asegura que hubo de aplicarse un impuesto especial a la carne para todos los vecinos de Getafe y los pueblos de alrededor para financiar las obras.

El edificio ha sido cárcel hasta el 22 de mayo de 1951. En 1956 la planta baja fue cedida a la Asociación Artística de Getafe. En 1967 y después de ser acondicionada para Centro Cultural por la Diputación de Madrid, el Pleno del Ayuntamiento cede el edificio para su uso al Ministerio de Educación y Ciencia. En el estuvieron haciendo su labor, el Centro de Educación Permanente de Adultos y la Sección de Formación Profesional.
Actualmente es la sede de la Biblioteca Ricardo de la Vega de Getafe.
Características arquitectónicas
Se trata de un edificio de dos plantas y ocupa una superficie rectangular de 803 m. Tiene cuatro fachadas y está cubierta por un tejado a cuatro aguas. Entre el tejado y la segunda planta existe un espacio abuhardillado.
Los muros son de ladrillo y cuentan en su parte inferior con un resalte, también de ladrillo, formando zócalo. El alero o parte del tejado que sobresale del muro está sustentado por canecillos (molduras) labrados en madera.
La fachada principal, se alza sobre uno de los lados menores del rectángulo. La portada adintelada lleva un reborde de sillares almohadillados, característico de las casas-palacio madrileñas del siglo XVII.
Interiormente, en el piso bajó está el vestíbulo o portalón , un espacio cerrado que pudo ser vivienda o dependencias administrativas. Pasando el portalón existe un pasillo central y dependencias a ambos lados.
El piso superior se concibió como un espacio diáfano, sin los pilares de carga que vemos en la planta. El sobrao o desván es otro espacio diáfano e iluminado por cuatro ventanas, simétricamente abiertas en cada vertiente del tejado.
El estilo al que pertenece es el habitual en la arquitectura civil madrileña de finales del siglo XVI y comienzos del XVII.
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IGLESIA DE LOS PADRES ESCOLAPIOS
El día 2 de enero de 1.737 , entraron en Getafe diez Escolapios, para iniciar la tarea docente, llamados por el Ayuntamiento y un pequeño grupo (unos 50 muchachos) que a principio del 1.737 acudieron a recibir la educación en PIEDAD Y LETRAS.







El Colegio como ser "vivo", fue creciendo y hoy día no son 50 alumnos , sino 2.100, con todos los niveles, desde Infantil a 2º de Bachillerato . mas la Escuela de Ciclos Formativos.

La imagen de la Inmaculada en lo alto de la fachada de la Iglesia, los dos del murales de cerámica de Talavera en el hall, el busto del P. Felipe Scio, son recuerdos de este acontecimiento.
fachada principal de los Escolapios desde la calle Leganés


TEATRO FEDERICO GARCÍA LORCA,
ANTIGUA FÁBRICA DE HARINAS
"Esta rehabilitación se ha realizado a lo largo del tiempo a través de proyectos de Escuela Taller y programas de formación ocupacional"

El Teatro Federico García Lorca es un teatro a la italiana, con planta en forma de herradura que favorece la perspectiva óptica hacia el escenario y la cercanía del público, muy al estilo de los coliseos románticos del siglo XIX.
Cuenta con un patio de butacas y palcos con capacidad para 675 espectadores distribuidos en tres alturas y una Sala de Exposiciones adyacente. Está equipado con los más modernos sistemas para representaciones teatrales. Las características que mejor lo definen son su acústica y su calidez tanto para el público como para los actores, gracias a su forma de herradura.
Su decoración es sencilla con tapizados y recubrimientos en colores austeros pero acogedores. Lo más destacable es el retrato de Federico García Lorca junto con las representaciones teatrales alegóricas de sus personajes y arquetipos todas ellas de Martín Vigil.
El teatro lleva el nombre de Federico García Lorca por ser pionero en el Teatro Contemporáneo español y como homenaje a su figura. Fue inaugurado el 29 de mayo de 1998, año del centenario del insigne poeta y dramaturgo
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CATEDRAL DE LA MAGDALENA

Esta iglesia se levanta sobre una antigua iglesia mudéjar construida a mediados del siglo XIV. De ésta se conserva solo la torre noroeste de base cuadrada, realizada en ladrillo y mampostería, a la que se añadió en 1660 el chapitel de pizarra, obra de Juan Gómez, Manuel Sánchez y Juan Valtierra, maestros de carpintería residentes en Madrid. Sigue el estilo clásico de los chapiteles difundidos en el Madrid de los Austrias, y se levanta sobre un cuerpo de campanas poco antes reconstruido respetando el original mudéjar. Las primeras campanas se encargaron en 1566 al campanero toledano Juan del Cerro.
El aumento de la población de Getafe en los siglos XV y XVI hizo que la antigua iglesia se quedara pequeña, siendo derribada en 1549 para construir otra mayor sobre el mismo solar.
Alonso de Covarrubias, a instancias del cardenal de Toledo Juan Martínez Silíceo, proporcionó las trazas para el nuevo templo, por las que cobró 16 ducados de oro. Ese mismo año, en la subasta pública celebrada el 5 de febrero de 1549, la construcción de la iglesia fue adjudicada al maestro de obras Juan Francés, tras ser aceptada su oferta de 2.800 ducados de oro. Sin embargo, dos años después, sin haber pasado de los cimientos, Juan Francés ya no tenía a cargo la obra, quizá por haber fallecido en ese tiempo. Las obras proseguirán lentamente, cambiando con frecuencia los maestros encargados de ellas, hasta que en 1587 asuma la dirección el aparejador Juan Nantes. En 1590 se daba por terminada, a falta sólo de las bóvedas. Éstas se pusieron entre 1614 y 1618, pero sólo dos años después amenzaban ruina. Se pidió, entonces, un informe a Juan Gómez de Mora, arquitecto Mayor de Felipe IV, quien aconsejó derribar todo excepto la cabecera, el crucero y las torres, en vista del mal estado de las paredes, debido a la deficiente unión de las nuevas bóvedas con la vieja fábrica.
vista de la Catedral desde la calle Empedrada
En 1622 el mismo Gómez de Mora dio las condiciones para la reconstrucción de lo que se había derribado, adjudicándose las obras a Bartolomé de Barreda, quien se comprometía a finalizarlas en un plazo de nueve años. En diciembre de 1632, aún sin concluir, se produjo un desplome parcial, ocasionando varias muertes, por lo que Barreda estuvo en prisión por un breve periodo de tiempo, siendo condenado por el Consejo Real, junto con Francisco del Río, a quien había cedido parte de las obras, a terminarlas a su costa y en toda perfección en un plazo de dos años. En 1636 se completó la cubrición de la nave y en mayo de 1639 hubo fiestas para celebrar la terminación, procediéndose al traslado del Santísimo desde la iglesia de San Eugenio. Faltaban aún, sin embargo, las torres y la portada, adjudicadas a Juan Ruiz en 1648, aunque las obras no se iniciarán hasta 1652. El mismo Juan Ruiz presentó en 1667 las trazas para la nueva sacristía, adjudicada a Francisco Moreno, maestro de obras de Getafe. Finalmente, en 1770, año que está escrito sobe la entrada principal, se realizó la nueva portada, dándose por concluidas las obras, aunque todavía en 1775 fue preciso intervenir en el coro.
En 1958 fue declarada Monumento Histórico Artístico, y al constituirse la Diócesis de Getafe en 1991 fue erigida catedral. En 2001 se inició una restauración íntegra y urgente de todo el templo debido al mal estado de conservación en que se encontraba, sbore todo la estructura. El 23 de enero de 2007 la restauración, llevada a cabo por el arquitecto José Ramón Duralde, finalizó y actualmente está abierta al público.

Datos arquitectónicos

Grabado del siglo XIX de la Catedral. Hasta la segunda mitad del siglo XX fue el edificio más alto de Getafe.

Exterior

La fachada principal, orientada al oeste, tiene la única puerta de entrada. Está enmarcada por una portada de estilo sobrio y es el elemento más tardío de la iglesia. La pesada verja que da paso al interior del templo fue hecha en Getafe en 1770 por Francisco Manzano, maestro herrero y cerrajero del Palacio Real de Madrid. La torre norte, que es de estilo mudéjar, combina el ladrillo y la mampostería toledana, se divide en tres cuerpos, y tiene un chapitel barroco de pizarra del siglo XVII. Los dos cuerpos inferiores son la parte más antigua de la catedral ya que datan del siglo XIV. En el campanario hay dos campanas en el nivel superior y otras siete en el inferior. La más antigua de ellas data de 1541 y la más grande, que tiene un diámetro de 124 cm, pesa 1.104 kg. La torre sur es la nueva y fue comenzada a construir en el siglo XVII. Se proyectaron dos torres, una torre gemela a la otra, no obstante la falta de presupuesto hizo abandonar la idea inicial. La cubierta del templo es a dos aguas y de teja árabe. En las fachadas laterales hay contrafuertes, los cuales son elementos propiamente góticos.

Interior

La iglesia, conforme al proyecto de Covarrubias, es de planta de salón columnaria, dividida en tres naves, con gruesos contrafuertes al exterior y ábside pentagonal. Las naves del templo están separadas por gruesas columnas toscanas que soportan arcos de medio punto. Las columnas constan de un pedestal de 1,50 m de altura, rematado en su parte superior por varios anillos de diferente grosor. Los fustes son lisos y cilíndricos, de unos 7 m de altura. Los capiteles dóricos soportan cada uno un trozo de entablamento, con un un friso, completamente ortodoxo, en el que alternan triglifos y metopas, también cilíndrico, y una cornisa cruciforme. El modelo podría haberse tomado de la traducción de los libros de Serlio. Un entablamento igual, con cornisa muy saliente dividida en bandas, recorre los muros del templo a la misma altura y a ellos se adosan semicolumnas iguales a las columnas de las naves. La nave central está cubierta por bóvedas vaídas, mientras que las laterales se cubren con bóvedas de cañón con lunetos, decoradas unas y otras con yeserías barrocas, correspondiendo a lo proyectado por Gómez de Mora. El crucero se cubre con cúpula sin tambor, apoyada directamente sobre las pechinas, y presenta gruesas nervaduras semejantes a las que se emplean en el cuarto de esfera del ábside.
La decoración en paredes y bóvedas es muy sobria y elegante. Se basa en una bicromía blanco-crema en equilibrada proporción. La cúpula se decora con pinturas al fresco del siglo XVIII que representan ocho ángeles con los símbolos de la Pasión en el casquete y los cuatro evangelistas en las pechinas.

Vista del interior de la catedral con el retablo mayor al fondo.
A continuación se enumeran algunas de sus dimensiones:
  • 57 m de longitud.
  • 25 m de anchura.
  • 19 m de altura.
  • 2 m de grosor en sus muros.
  • 1,98 x 1,57 m son sus contrafuertes en planta.
  • 9 m de anchura tiene su nave central.
  • 5,5 m de anchura tienen sus naves laterales.
  • Más de 5 m tienen sus columnas de perímetro.

Retablos y decoración

Retablo Mayor de Santa María Magdalena, de estilo Barroco.
El Retablo Mayor de Santa María Magdalena fue realizado entre los años 1612 y 1618 por Alonso Carbonel, que dio las trazas, y los escultores Antonio de Herrera y Antón de Morales, encargándose del ensamblaje Luis Navarro y más tarde, al fallecer éste, Juan de Porres. De las pinturas se encargaron en 1639 José Leonardo, Angelo Nardi y Félix Castelo, comprometiéndose cada un de ellos a entregar dos pinturas dentro de dicho año. Además de su gran importancia artística, tiene el valor histórico de ser uno de los pocos que se conservan en la Comunidad de Madrid de la primera mitad del siglo XVII. La obra es de madera dorada y policromada con una altura de 13 metros y cubre los tres lados centrales del ábside. Pertenece al tipo de retablos Barrocos en la línea del retablo de El Escorial, mixtos de pintura y escultura, característicos de la primera mitad del siglo XVII. Se compone de tres calles (verticales), con cuatro entrecalles en las que se dispone en hornacinas un apostolado de escultura, y tres cuerpos (horizontales) de órdenes dórico, jónico y corintio supepuestos, a los que se les añade un coronamiento y predela. Está dedicado a Santa María Magdalena, cuya escultura se halla en el segundo cuerpo de la calle central. En la calle central del primer cuerpo se dispone exento un tabernáculo o sagrario dedicado al Buen Pastor e inspirado en el del Monasterio de El Escorial.
La parte escultórica se completa con los bultos de la Asunción de la Virgen y el Calvario, éste en el ático flanqueado por esculturas dedicadas a San Juan Bautista y San Isidoro, con el Padre Eterno en el remate. En la predela, por último, se encuentra una serie de santos en doce relieves.
Las seis pinturas mayores situadas en la calles laterales están dedicadas a la vida de la Magdalena: Magdalena arrepentida y Magdalena unge los pies de Cristo en casa de Leví de José Leonardo; Magdalena ante e sepulcro vacío de Jesús y La predicación de la Magdalena de Félix Castelo; Noli me tangere y Asunción de la Magdalena de Angelo Nardi. Además, en lienzos menores de autor desconocido, se representan los martirios de los apóstoles acompañando a su imágenes en bulto.
En los brazos del crucero se disponen dos retablos colaterales de un estilo barroco más avanzado aunque sin abandonar cierta sobriedad clasicista, dedicados a Nuestra Señora de la Paz y el Santo Nombre de Jesús. Atribuidos en el pasado a Alonso Cano, consta documentalmente que el primero fue contratado en 1644 por Salvador Muñoz, retablista y tratadista de arquitectura, en tanto el segundo, que sigue fielmente la traza del anterior, se contrató con su yerno, Gabriel Vázquez, tras el fallecimiento de Muñoz ya en 1645. Sí pertenecen a Alonso Cano buena parte de las pinturas de estos retablos, en las que también participaron Francisco Camilo, Matías López y Sebastián Herrera Barnuevo. Son de Cano, en el retablo del Santo Nombre de Jesús, el lienzo central de La circuncisión y sendas parejas de santos: Tomás de Aquino y Gonzalo de Amarante, de pequeño tamaño y localizados en el banco a los lados del sagrario, Santa Ana con la Virgen y Santa Isabel con San Juanito en el primer cuerpo, correspondiendo a Camilo los tres lienzos restantes: Epifanía, Santa Teresa de Jesús y San Ignacio de Loyola. En el retablo de Nuestra Señora de la Paz pertenecen a Cano Santo Domingo de Guzmán, San Agustín y Ecce Homo en el banco, el último como puerta del sagrario, San Miguel, San José con el Niño en el primer cuerpo y La Anunciación en la calle central del segundo cuerpo. De López son las santas Isabel de Portugal y Rosa de Lima que flanquean el cuadro de La Anunciación y de Herrera Barnuevo la Adoración de los pastores del ático.
El templo posee otros retablos barrocos de valor en sus naves laterales y en la sacristía, además de una cajonera de madera del siglo XVIII, diversas pinturas entre las que sobresale una del Santo Entierro, atribuida a Antonio Pereda, artista del siglo XVII. Sobre la entrada, en un balcón interior, hay un órgano barroco

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